“Nuestro
comportamiento cotidiano hace de nosotros lo que somos, tanto cuando nos
disponemos a preparar una gran recepción como cuando ponemos la mesa cada día”
(Roberta Bellinzaghi)
A
lo largo del año son muchas las ocasiones en las que somos invitados a diversos
acontecimientos sociales: Bodas, cumpleaños, aniversarios o simplemente a una
cena en casa de amigos, familiares o vecinos.
Llega
un momento en el que debemos corresponder esas invitaciones y ponernos nosotros
en el papel de anfitrión.
Lo
primero que debemos tener en cuenta es el perfil de los invitados, sobre todo
si dentro de esa lista se encuentran personas de nuestro entorno laboral con el
que no tenemos demasiada confianza, como por ejemplo nuestro jefe o una persona
de más alta jerarquía.
En
esta situación lo más conveniente sería organizar una reunión más formal, y en
cuyo caso sería necesario un tiempo de planificación más amplio. Recordemos
además que los invitados de mayor autoridad suelen tener su agenda repleta de
compromisos, por lo que la invitación debe realizarse con mayor antelación y
por escrito, para que de esa forma puedan encontrar un espacio para asistir a
nuestra reunión.
Si
en cambio invitamos un grupo reducido de personas y con quienes tenemos mayor
confianza, la invitación puede realizarse de manera más informal por medio de
un llamado telefónico o bien vía e-mail. Todo depende de la cantidad de
invitados y el tiempo con el que se contemos para organizar el evento.
Evento confirmado:
Ya
definidos la fecha y hora de nuestra reunión, el siguiente paso es elegir el
menú. Que debemos tener en cuenta en a la hora de definir la comida?: En
primera instancia si es un evento formal o informal, luego la hora en la que se
lleva a cabo la reunión (almuerzo o cena), la época del año y los gustos de sus
invitados.
Las
personas mayores por lo general prefieren sentarse en una mesa y cenar
tranquilos, por lo que el finger food no es una buena alternativa. Tengamos en
cuenta además si hay alguna persona vegetariana, celíaca o que deba cumplir con
alguna dieta especial.
Para
quienes no son bueno en el arte culinario, lo más recomendable es contratar una
empresa de catering o bien consultar con una escuela de cocineros, quienes
aprovechan estas oportunidades como prácticas profesionales para sus alumnos.
Ambientación:
Tengamos
la casa en perfectas condiciones. Debemos limpiar, ordenar y hacer que huela
bien. Sobre todo las habitaciones en donde los invitados tendrán acceso
(comedor, living, jardín, baños, etc.)
Si
tenemos mascotas, dejémoslas en un lugar en donde no estorben o puedan
incomodar a los invitados; no todos son amantes de los animales.
Un
recurso económico para ambientar cualquier espacio es utilizar velas. Puedes
jugar con aquellas de diferentes colores de acuerdo al estilo de decoración que
tengas en tu casa. Los arreglos con flores naturales siempre quedan vistosos. Y
si el evento es en un espacio verde, nada mejor que los árboles y las flores para
colocar la mesa.
Preparemos
nuestro mejor mantel, vajillas y accesorios. Procuremos que estén bien limpias
y no haya roturas. De no contar con la suficiente cantidad de enseres, podemos
alquilarlas con un ambientador. Acomoda los platos, cubiertos y copas de forma
protocolar, eso siempre da un todo de distinción y buen gusto.
Detalles a tener a
cuenta…
- Un buen anfitrión debe saber:
- Recibir y despedir a sus invitados con cortesía.
- Controlar todo tipo de situaciones, por incómodas que sean (discusiones, invitados que han bebido más de la cuenta, etc.).
- Moverse con soltura charlando con todos los invitados, y haciendo sentirse cómodos a todos ellos, por muy tímidos o retraídos que sean,
- Colocar a los invitados de forma que evitemos poner juntas a personas que tienen cierta enemistad.
- Atender y facilitar, en la medida de lo posible, el movimiento de personas con alguna discapacidad, personas mayores, etc.
Ignacio
Ezcurra
Analista en Relaciones Públicas
Organizador Profesional
de Eventos